Seguro que ya has oído hablar del maracuyá o has bebido algún refresco que lleva zumo de esa fruta. Y probablemente piensas que se trata de una fruta tropical, quizá emparentada con el mango o la papaya.

Pero lo cierto es que esta fruta, aunque de origen tropical, poco tiene que ver con las que acabamos de mencionar. Conque sigue leyendo para sorprenderte con su historia, sus peculiaridades y sus propiedades nutricionales.

¿Qué es el maracuyá o fruta de la pasión?

El maracuyáfruta de la pasión o granadilla es el fruto de la planta cuya denominación botánica es Passiflora edulis. Esta es una enredadera conocida coloquialmente como pasionaria o flor de la pasión.

La fruta de la pasión contiene una pulpa blanda y dulce en cuyo interior están las semillas de la planta. Su corteza es consistente pero no dura y la forma de la fruta de la pasión recuerda a las de las ciruelas.

Cuando el fruto está maduro, la piel del maracuyá suele ser anaranjada, aunque hay variedades cuya tonalidad se sitúa a caballo entre el color morado y el granate.

mezcla de te blanco y te verde con sabor a maracuya

¿Por qué al maracuyá también se le llama fruta de la pasión?

Es curioso que una misma planta tenga tantos nombres: maracuyá, flor de la pasión, pasionaria o pasiflora.

De ellos, el único término que procede etimológicamente de la palabra usada por los nativos americanos es el de maracuyá. Y si nos fijamos, los otros tres (flor de la pasión, pasionaria y pasiflora) hacen referencia al término “pasión”.

¿Significa esto que el maracuyá tiene alguna propiedad afrodisíaca o era utilizado por los nativos para elaborar pociones amorosas o estimulantes de los apetitos más mundanos?

La respuesta correcta es que no. La leyenda de esta flor dice que cuando los conquistadores españoles (o los religiosos que los acompañaban) conocieron la planta del maracuyá en América vieron en ella características que relacionaron con la pasión de Cristo.

En concreto:

  • Los filamentos de la flor se les asemejaban a la corona de espinas que llevaba Jesucristo durante su suplicio.
  • Los pistilos se les parecían a los clavos de Cristo en la cruz.
  • Los pétalos eran 10, el número de apóstoles de Jesús, si se exceptúa a Judas Iscariote (el traidor) y a Pedro (el discípulo que por tres veces negó al Señor).
  • En adición, la prevalencia del morado en la flor les recordaba al color de las prendas utilizadas en los actos litúrgicos de la Semana Santa.

Conque decidieron bautizar a la desconocida planta con el nombre de “Flor de la Pasión”. Y por eso el maracuyá también es llamado fruta de la pasión. Incluso en su nombre botánico (Passiflora edulis) está presente esta influencia cristiana.

Conque ya lo sabes: el nombre pasional de la planta no se debe a ningún uso afrodisíaco o amoroso sino a una creencia religiosa.

flor de maracuya

Beneficios nutricionales del maracuyá

¿Y qué tiene esta fruta que no tengan otras? El maracuyá se distingue, además de por su sabor característico (del que hablaremos más adelante), por sus propiedades nutricionales excepcionalmente saludables.

Y es que 100 gramos de la parte comestible de la fruta contienen:

  • 23,3 gramos de hidratos de carbono saludables
  • 2,2 gramos de proteínas vegetales
  • 10,4 gramos de fibra

Y en cuanto a micronutrientes, estas son las cantidades:

  • 109 microgramos de provitamina A
  • 30 miligramos de vitamina C
  • 275 miligramos de potasio
  • 29 miligramos de magnesio
  • 60 miligramos de fósforo
  • 1,1 miligramos de hierro

Además, el maracuyá también contiene pequeñas proporciones de fósforo, sodio, niacina y vitamina B-6.

Conozcamos cómo se traduce esa composición nutricional en beneficios para la salud, cuando se consume maracuyá de forma regular:

Ralentiza los efectos negativos del envejecimiento

La fruta de la pasión es muy rica en antioxidantes (las vitaminas A y C).

Los antioxidantes son compuestos que ayudan a neutralizar los radicales libres, implicados en los daños orgánicos que se producen como consecuencia del envejecimiento.

Estos compuestos también rebajan el estrés celular y la inflamación, ambas cosas relacionadas con múltiples afecciones y trastornos degenerativos.

Una fruta apta para diabéticos

La fruta de la pasión es una fruta tropical que tiene un Índice Glucémico (IG) bajo. Esto significa que no provoca un aumento brusco del azúcar en sangre después de comerla, lo que la convierte en una buena opción para las personas con diabetes, siempre que esta no sea de carácter grave.

Por si eso fuera poco, varias investigaciones sugieren que un compuesto químico encontrado en las semillas de la fruta de la pasión podría mejorar la sensibilidad a la insulina, algo especialmente interesante para quienes tienen sus niveles de azúcar excesivamente elevados.

Refuerza el sistema inmune

Esta propiedad beneficiosa se debe también a la vitamina C. Además de antioxidante, la vitamina C refuerza el sistema inmunológico.

Esto ocurre porque esta vitamina es necesaria para que el organismo absorba el hierro contenido en los alimentos. El hierro es indispensable para que la respuesta orgánica a las infecciones externas sea óptima.

Ayuda a preservar la salud cardiovascular

La fruta de la pasión está cargada de potasio, un elemento necesario para el buen funcionamiento del corazón.

En adición, es baja en sodio, algo que contribuye a disminuir la presión arterial y a mantener en buen estado todo el sistema cardiovascular.

Estimula el funcionamiento del intestino

La pulpa de la fruta de la pasión contiene mucha fibra dietética. Además, comer maracuyá implica ingerir sus semillas. Estas también son ricas en fibra, el elemento imprescindible para regular el funcionamiento intestinal.

Por lo tanto, el maracuyá es una gran opción para combatir el estreñimiento y para mejorar la función digestiva.

Contribuye a reducir la ansiedad

El maracuyá contiene mucho magnesio, un mineral esencial relacionado con la disminución del estrés y la ansiedad.

De hecho, existe incluso un ensayo científico que concluye que el magnesio puede ayudar a las personas a controlar eficazmente sus niveles de ansiedad si estas consumen a diario cuatro o cinco piezas de fruta de la pasión.

¿Cómo consumir la fruta de la pasión para beneficiarse de sus propiedades?

Veamos cómo podemos beneficiarnos de esas propiedades, puesto que el maracuyá ha de ingerirse de una forma ciertamente peculiar:

Consumo en crudo

La piel del maracuyá no se come, aunque puede usarse para realizar preparaciones culinarias. De la fruta solo se comen la pulpa y las semillas que esta contiene.

Su sabor es delicado y dulce: recuerda levemente al de los frutos rojos del bosque con un toque a fruta tropical. Sin embargo, la única forma de hacerse una idea del sabor único del maracuyá es probarlo.

Para degustarlo ante otros comensales, se abre la piel o se corta el fruto por la mitad. Y con una cucharilla se extrae su pulpa (que es muy blanda y acuosa) junto con las semillas, esféricas y ligeramente mayores que las de las fresas).

Esa es la manera formal de comerla en una mesa pero, obviamente, la mayoría de la gente abre el fruto e ingiere directamente el contenido de su interior.

Zumos o néctares

No se puede preparar zumo de maracuyá natural de textura totalmente líquida. Si intentamos hacerlo, el resultado se parecerá a una papilla o potito con mucha agua.

Por tanto, la mejor opción es recurrir a los néctares comerciales, elaborados a base de pulpa a la que se le añaden otros ingredientes líquidos, a fin de que sean fácilmente bebibles.

En el mercado podemos encontrar diversas marcas de néctares de maracuyá, muchos de ellos elaborados con frutos silvestres o procedentes de agricultura ecológica.

Igualmente, es fácil encontrar combinaciones de varios zumos o néctares tropicales que incluyen el maracuyá entre sus ingredientes.

Cócteles con maracuyá natural

Si por algo destaca la fruta de la pasión es por el inconfundible toque que aporta a todo tipo de cócteles, con y sin alcohol.

Algunos de los más afamados son el Mojito Passion Fruit, el cóctel Margarita con maracuyá y el Martini con vodka y maracuyá. Este último combinado haría, a buen seguro, las delicias del ficticio agente secreto James Bond.

Cierto es que, si lo que deseamos es un efecto beneficioso para la salud, lo mejor que hacemos es prescindir del alcohol y dedicarnos a los cócteles de frutas tropicales con maracuyá.

Pero eso no quiere decir que de vez en cuando no podamos darnos un capricho y degustemos con moderación alguno de esos combinados con alcohol y fruta de la pasión.

mousse de fruta de la pasion

Cómo se cultiva y cuida la flor de la pasión

¿Dispones de un jardín y te gustaría obtener tu propio maracuyá natural? Si es así, la buena noticia es que conseguir que la pasionaria crezca, florezca y dé fruto es relativamente sencillo.

Para ello es imprescindible que se cumplan dos requisitos previos:

  • El jardín ha de disponer de vallas o de árboles (la planta es una enredadera y precisa de elementos que le permitan fijarse y trepar por ellos). Una solución alternativa es instalar hileras de estacas.
  • El clima debe ser templado y húmedo (o relativamente lluvioso).

En este último sentido, la Passiflora edulis no es una planta excesivamente exigente. Por ejemplo, una zona en la que el maracuyá prospera fácilmente es la cornisa cantábrica.

En otras zonas de España donde las temperaturas no sean extremas, supliremos la falta de humedad regándola regular y moderadamente.

Conozcamos los pasos a seguir para disponer de maracuyá natural en nuestra propiedad:

Obtención de la materia prima y cuidados iniciales

En todos los establecimientos especializados en floricultura disponen de semillas de Passiflora edulis.

Y si la encontramos en su forma silvestre o en el jardín de algún conocido, siempre podremos hacernos con unos esquejes.

La planta prende muy bien en los nuevos emplazamientos, siempre que la tierra sea fértil y disponga de las adecuadas condiciones de temperatura y humedad.

Lo ideal son temperaturas de entre 20ºC y 30ºC, pero la planta sobrevive perfectamente siempre que no haya temperaturas muy bajas durante meses y que las heladas sean un hecho infrecuente.

En definitiva, la flor de la pasión es una planta muy agradecida y sus cuidados son mínimos.

El riego

A las pasionarias les gusta la humedad pero no el encharcamiento continuado. Ajustemos el riego a la temperatura: en verano la tierra ha de estar siempre moderadamente húmeda y en invierno regaremos solo si notamos que la tierra se ha endurecido.

La poda

Más que de poda, lo que esta planta necesita es de un acicalado periódico. Esta enredadera es muy trepadora y lo hace incluso aprovechando otros arbustos y árboles.  Aunque así lo haga, no perjudica en absoluto al crecimiento de las otras especies vegetales.

Los arreglos pueden hacerse en cualquier época del año, pero preferentemente a principios de primavera o a finales de otoño.

Eso sí, lo que nunca debemos hacer es cortar la planta durante el periodo de crecimiento inicial.

El abono

La flor de la pasión tiene un hambre persistente, especialmente durante el verano. Aunque no es imprescindible, la planta agradecerá que se la abone con moderación en esta estación.

En los meses fríos o invernales, cuando la planta está en estado de latencia, no es necesario abonarla.

La floración

La primera floración del maracuyá ocurre entre los cinco y siete meses posteriores a la siembra. Es indiferente la época del año, salvo que en ese momento estemos con el otoño avanzado o en pleno invierno.

La planta puede dar flores desde la primavera hasta la primera fase del otoño. Las flores son de buen tamaño y vistosas: una exuberante combinación de los colores blanco, azul y violeta, jalonados por unos llamativos estambres verdes o amarillos.

La planta del maracuyá florece con suma facilidad. Si no lo hace, estas son las posibles causas:

  • Poca luz
  • Demasiado frío
  • Calores extremos
  • Riego excesivo
  • Exceso de abonos nitrogenados

La recolección del maracuyá

La maduración del fruto ocurre un mes y medio o dos después de la floración. Para recolectar y degustar el maracuyá, fijémonos en su piel:

Si está tersa y verde, aún no es el momento. Ese momento llegará cuando su piel esté ligeramente flácida y/o arrugada. Su color será naranja, granate o violeta, según las características de la planta.

No nos descuidemos, porque una característica del maracuyá es que puede tornar de verde a maduro en cuestión de solo dos o tres días.

Finalmente, una observación adicional. Si notamos que al tacto el fruto maduro parece estar muy blando y vacío, no pensemos que algo no va bien. El maracuyá es así: pesa muy poco para su tamaño y el contenido de su interior, aunque muy sabroso, siempre es escaso.